EL PUEBLO MARCHARÁ…
PH. Kaloian Santos Cabrera.
Fue una semana en la que se sucedieron protestas y muestras de hartazgo de gran parte, si no la mayoría, de la población por las grandes convocatorias.
Quisiera centrarme en la movilización realizada el 7 del corriente en la que cientos de miles de argentinos, sin importar su identidad política, sin importar si era obrero o patrón, se convocaron con la alegría y el espíritu de saber que una vez más, la defensa de los derechos, de las conquistas y de lo nacional, estaban en juego.
Había que salir en su defensa, no solo la propia si no la colectiva, del que estaba, del que no, del que quiso ir y no tuvo la posibilidad, del que aún es incrédulo de que la lucha es el camino para la preservación de los derechos adquiridos. De todos y cada uno de los habitantes de esta Nación.
Transitando las calles del microcentro desde la mañana temprano, todo se iba preparando y las columnas de los diferentes gremios se iban formando plagadas de aquellos que llamamos gente “de a pie”, que se suman tímidos y charlan con sus compatriotas. En esos primeros instantes se intuía ya que sería una jornada de celebración, de alegría.
Cerca de las 15hs. la gente no cabía en las cercanías del escenario dispuesto por la CGT de espaldas a la Plaza de Mayo. Una intriga el porqué de tal disposición.
La gente ocupaba la avenida Belgrano desde Paseo Colon hasta Salta (10 cuadras) y una gran extensión de la 9 de Julio. Carros con parlantes facilitaban el sonido a aquellos que no podían hacerse con las palabras de los 3 dirigentes a cargo de la central obrera.
Pero todo lo que era alegría se esfumó al percibir una tibieza (yo le llamaría traición), que se escuchaba por los parlantes de parte de los oradores.
Las caras cambiaron y esa alegría se transformó en bronca. Defraudados por quienes dicen representar los intereses de los trabajadores y levantan las banderas de la justicia social.
Esta demostración de empoderamiento resonó en la CGT y el mensaje llegó. Ya no hay espacio para los tibios, los traidores.
El pueblo necesita dirigentes que se pongan al frente de un plan de lucha que defienda, por cualquier medio, las conquistas y los derechos del conjunto de la población.
Existen quienes nos tildan de violentos o antidemocráticos, pero un presidente que gobierna por decreto dándole la espalda al Congreso, sometiéndolo, que le saca la comida de la boca al pueblo, no es más que un tirano. Y la tiranía se combate con unidad entre argentinos.
“Con las cenizas de los traidores construiremos la patria de los humildes”. Eva Perón.
por Bruno Romano.
Periodismo DESDE OTRO LADO.
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